PERMANECER. Un mes de escritura 5.

Esperaba con ansia que pasase alguien inadvertido. Plantó la cámara en la playa, apuntando al vacío, al infinito. Todo alrededor latía tranquilo, artificial. 

Algo sentía fuera de lugar.

Una sensación extraña se hundió en su cuerpo, flotaba. Intuía un desajuste en el sistema, en su cerebro, en Matrix. Su adentro vibraba mientras las olas no emitían ruido alguno. Ni sus clics al horizonte. Ni las pisadas en la arena. Ni su ropa drapeando al viento. Ni el viento.

Estaba a una pequeña revelación más de aceptar que el cielo es una playa desierta sin ruido o de decidir volver y renacer en otro tiempo, otro espacio, otra memoria, otro yo.



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