LOS DÍAS. Un mes de escritura 21.

Detrás de mí, ahora mismo, tengo literalmente una almohada, un colchón, un somier y un suelo. Hasta hoy, y seguramente unos días más, he estado escribiendo todo el reto desde una cama. Antes de dormirme, o en un despertar nocturno, o por la mañana, y siempre al día siguiente de lo que tocaba. Hoy está siendo una excepción. Estoy en el día 21, por la tarde, con mi pareja roncando al lado y mis tripas pidiendo merienda. Conciliación familiar, supongo, o que el placer y el espacio mental de escribir viene en los momentos en que todo está tranquilo, o bajo control. Me pregunto qué pasará cuando volvamos a la rutina, a casa, al tedio y las prisas de todos los días. ¿Terminaré este mes de escritura por una vez? Quiero pensar que sí. Aunque alguna propuesta me esté costando más que otra, creo que así es la vida. No todos los días apetecen, ni todos los días son la bomba, pero todos los días nos levantamos y vivimos, continuamos. Un mal momento, no para la vida. El corazón sigue estando ahí, latiendo, esperando cada mañana que nos levantemos, hagamos la cama y sumemos un día más.

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